miércoles, 22 de octubre de 2014

Laika, la perrita que no viajó a la Luna

Me llevó a investigar sobre esta perrita, precisamente mi perra, que se llama Naika. Cuando me preguntaban en el parque: ¿cómo se llama tu perrita?, les decía: “Naika”, y me contestaban: ¡ah! ¡como la perrita que viajó a la Luna!

Lo único que hay de cierto en la historia que la gente conoce de Laika, es que la metieron en una nave y la lanzaron al espacio. Pero ni llegó a la Luna, ni sobrevivió.

Corría el año 1957. Los Estados Unidos y la Unión Soviética estaban compitiendo por ser los primeros en enviar una nave tripulada con un ser vivo. Tras el éxito del Sputnik 1, los soviéticos iban a lanzar un segundo satélite artificial para el día del 40 aniversario de la Revolución Bolchevique, el 7 de noviembre de 1957. Cuando se recibió esta solicitud, ya se estaba construyendo un satélite más sofisticado, pero no estaría listo hasta un mes después de la fecha requerida, por lo que fue descartado. Este satélite descartado fue el Sputnik 3.

Fue necesario entonces construir otro satélite menos complicado, para poder cumplir con la fecha límite de noviembre. El equipo de construcción contaba con escasas cuatro semanas para construir el nuevo artefacto. La apresurada construcción del Sputnik 2 se vio complicada por el hecho de que esta vez se pretendía llevar a una criatura viva en su interior.




Laika era una perra callejera de Moscú (Rusia), que pesaba aproximadamente 6 kg y tenía 3 años de edad cuando fue capturada para el programa espacial soviético. He intentado buscar su raza, que creía que era Jack Russell Terrier, pero dicen que era una mestiza de Husky Siberiano con Samoyedo. En las fotos no aparece tal raza, y tampoco hay un perrro de estas características con 6 kg de peso… Pero bueno… Originalmente la llamaron Kudryavka (rizadita), después Zhuchka (bichito), y luego Limonchik (limoncito), para finalmente llamarla Laika (que ladra). Los perros capturados eran mantenidos en un centro de investigación, y tres de ellos fueron probados y entrenados para la misión: Laika, Albina y Mushka.
La nave estaba equipada con instrumentos para medir la radiación solar, un sistema de generación de oxígeno, entre otras cosas. Se añadió un ventilador para mantener la temperatura del animal. Además, el satélite fue provisto con comida suficiente para un vuelo de siete días. La comida estaba en forma de gelatina. La frecuencia cardíaca de Laika podía ser monitorizada desde la Tierra, y otros instrumentos medían su ritmo respiratorio, presión arterial y sus movimientos.
También se diseñó un “traje espacial” para Laika. El animal fue equipado con una bolsa para almacenar sus desechos, y con un arnés que limitaba sus movimientos al sentarse, ponerse de pie o acostarse, ya que en la cabina no había espacio para dar vueltas.











Primero lanzaron a Albina para probar los efectos de volar a grandes alturas, pero no la llegaron a enviar al espacio exterior. Mushka fue utilizada para probar la instrumentación y los equipos de soporte vital. Laika fue seleccionada para participar en la misión orbital, y Albina como la principal sustituta. Se desconocían los efectos
de orbitar en el espacio exterior sobre un cuerpo de un ser vivo, así que las expectativas de que Laika volviera con vida eran prácticamente nulas.
El entrenamiento requería acostumbrar a los perros al entorno que encontrarían en el viaje, como el espacio reducido de la cápsula, los ruidos, vibraciones y aceleraciones. Como parte del entrenamiento, la aceleración de los despegues era simulada a través de la fuerza centrífuga impuesta a la cápsula donde se introducían las perritas.
Durante estas actividades, su pulso se llegaba a duplicar y su presión sanguínea aumentaba considerablemente.

La adaptación de los animales al confinado espacio del Sputnik 2, requirió que permanecieran en compartimentos cada vez menores, por tiempos de hasta veinte días. El confinamiento forzado provocó disturbios en las funciones excretoras de los animales, incrementando su agitación y deteriorando su condición física general.

El Sputnik 2 fue lanzado el 3 de noviembre de 1957. Los signos vitales de Laika eran seguidos telemáticamente por el control en tierra. Al alcanzar la máxima velocidad después del despegue, el ritmo respiratorio del animal aumentó de tres a cuatro veces lo normal, y su frecuencia cardíaca pasó de 103 a 240 latidos por minuto. Al alcanzar la órbita, la punta cónica del Sputnik 2 se desprendió exitosamente. La otra sección de la nave que debía desprenderse (el “Blok A”) no lo hizo, impidiendo que el sistema de control térmico funcionara correctamente. Parte del aislamiento térmico se desprendió, permitiendo que la cápsula alcanzara una temperatura interior de unos 40 °C. Tras tres horas de microgravedad, el pulso de Laika había descendido a 102 latidos por minuto; este descenso
en la frecuencia cardíaca tardó tres veces más que lo experimentado durante el entrenamiento, lo cual indicaba el estrés al que estaba sometida la perra. La recepción de datos vitales cesó entre cinco y siete horas después del despegue.



Sin embargo, la información que Moscú dio a conocer, decía que Laika estaba en calma en su vuelo espacial, y que en pocos días descendería a la Tierra, primero en su cápsula espacial y luego en paracaídas. El mundo confiaba en que el animal llevaba alimento suficiente y su condición era estable, por lo que muchas personas estuvieron pendientes del regreso de Laika.

El Sputnik 2 no estaba preparado para regresar a la Tierra de forma segura, por lo que ya se sabía que Laika no
sobreviviría al viaje. Los científicos soviéticos planearon sacrificarla con comida envenenada, que Laika consumiría después de siete días. Durante años, la Unión Soviética dio explicaciones contradictorias sobre la muerte de Laika, diciendo a veces que la perra había muerto por asfixia cuando las baterías fallaron, o que había recibido eutanasia conforme a los planes originales. En 1999, fuentes rusas aseguraron que Laika sobrevivió por lo menos cuatro días, y después pereció por el sobrecalentamiento de la nave. En octubre de 2002, el científico Dimitri Malashenkov, quien participó en el lanzamiento del Sputnik 2, reveló que Laika había muerto entre cinco y siete horas después del despegue, debido al estrés y sobrecalentamiento de la nave. De acuerdo a un artículo que presentó en el Congreso Mundial del Espacio en Houston: “Resultó prácticamente imposible crear un control de temperatura fiable en tan poco tiempo”.

El Sputnik 2 orbitó la Tierra 2.570 veces, durante 163 días (unos 5 meses). La nave explotó al entrar en contacto con la atmósfera el 14 de abril de 1958.

Después de Laika, ninguna otra misión con perros como pasajeros fue lanzada sin que existiese un sistema para el retorno seguro del animal.
La deliberada muerte de Laika desencadenó un debate mundial sobre el maltrato a los animales y los avances científicos a costa de pruebas con animales. Esto hizo posible la concienciación global sobre el maltrato de animales en instituciones científicas, y gracias al caso de Laika, se comenzó a proteger más los derechos de los animales que eran utilizados para cualquier investigación en pro de los humanos.

«Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo
sucedido. No debimos haberlo hecho… ni siquiera aprendimos lo suficiente de
esta misión, como para justificar la pérdida del animal.»

Oleg Gazenko, uno de los principales
científicos del programa de animales en el espacio, y entrenador de Laika.

Aunque Laika no sobrevivió al viaje, su experiencia demostró que es posible que un organismo soporte las condiciones de microgravedad, abriendo así camino a la participación humana en vuelos espaciales y proporcionando a los científicos algunos de los primeros datos sobre cómo los organismos vivos reaccionan a los entornos de los vuelos espaciales. Tras Laika, la URSS envió 12 perros más al espacio, de los cuales 5 de ellos regresaron con vida a la Tierra. Esta vez murieron en contra de los esperado: mal aterrizaje, fallo en algún sistema…



El 11 de abril de 2008, las autoridades rusas levantaron un monumento a Laika. Este pequeño monumento en su honor fue construido cerca del centro de investigación militar en Moscú. La figura de bronce, de dos metros de altura, representa uno de los segmentos de un cohete espacial, que se transforma en una mano humana, sobre la cual está Laika.

Quería que conociesen la verdadera historia de esta perrita que se hizo famosa y contribuyó al avance de la ciencia con su vida sin que nadie le pidiera permiso. Espero no haberte hecho llorar, como lloré yo cuando conocí su historia. El famoso grupo de Mecano hizo una canción en honor a esta perrita, si pinchas en el siguiente enlace podrás ver el vídeo, con fotografías de la perrita y un resumen de su historia: Laika-Mecano

…Y si hacemos caso a la leyenda,

entonces tendremos que pensar,
en la Tierra hay una perra menos
y en el cielo una estrella más…

Referencias: recuperado el 6/12/2013 de http://es.wikipedia.org/wiki/Laika


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